Las inversiones representan una oportunidad para adquirir ganancias extras, planear a futuro o consolidar tu estabilidad financiera. Para ello, es importante aprender y conocer qué son los valores y tipos de valores, ya que a partir de estos se puede efectuar el acto de invertir.

¿Qué son los valores?

Se trata de documentos con que el inversor, es decir, la persona que los adquiere, puede invertir en empresas, entidades u organizaciones. A este acto en concreto se le conoce como participación, pero dependiendo de la naturaleza del documento (por ejemplo, otorgar un préstamo) se le denomina como obligaciones.

Dicho de cierto modo, los valores figuran como un derecho del inversor a los medios financieros de una organización, que se encuentra respaldada por un marco legal. Asimismo, estos activos pueden ser negociados en la bolsa, ya sea para comprarlos o venderlos.

Los valores financieros poseen dos grandes categorías: Los valores al portador y al orden, en donde, cada una posee una serie de cualidades particulares y mecánicas de transferencia distintas.

Valores al portador

Representan el derecho que tiene el portador a su propiedad, así como de autorizar el reembolso u obtener de regreso los derechos asociados. Un buen ejemplo de los valores al portador son los bonos y las acciones. Normalmente, esta clase de activos son transferibles a otro individuo sin necesidad de realizar un nuevo registro.

Valores a la orden 

A diferencia de los valores al portador, los que están “a la orden” deben concretar un registro consecuente dentro de la compañía o una entidad fiduciaria al momento de una transferencia. De esta manera, es posible validar quién es el nuevo propietario del valor, además de que solo las personas que figuren en el registro poseen el derecho legal de recibir los beneficios. Por ejemplo, los intereses, dividendos o el reembolso de capital.

¿Qué tipos de valores existen?

Además de las categorías antes mencionadas, existen otras clases que dependen, principalmente, de las intenciones de la empresa. Es decir, ya sea que esta requiera financiación o para cumplir otras exigencias de los inversores.

Asimismo, los valores llegan a clasificarse por el tipo de interés que ofrecen (fijo o variable). Esto resulta en una serie de tipologías de valores como las acciones, los bonos, los fondos, y los certificados.

Acciones de una empresa

Sirven como aval de la propiedad de una compañía, o una parte de ella, y son transferidas a los accionistas, que consiguen beneficios por ser titulares de dichas fracciones. Por ejemplo, el pago de los dividendos que obtiene la organización.

Estos activos son del tipo que se puede negociar en la bolsa, en donde su precio se ve influenciado por la oferta y la demanda. No obstante, aunque todo suene a beneficios, las acciones conllevan sus riesgos, como la evolución negativa de la cotización, que puede provocar pérdidas grandes, incluso total del capital.

Aunque, si sucede todo lo contrario, los ingresos a partir de los dividendos consiguen ser cuantiosos. Eso sí, para trabajar con acciones es recomendable tener pleno manejo de lo que se está haciendo, o por lo menos la guía de alguien calificado.

Bonos 

Los bonos no son como las acciones, puesto que no generan dividendos, pero sí intereses. Es del tipo de activos que genera “obligaciones”, ya que la empresa está obligada a pagarte un porcentaje cada cierto tiempo del capital ofrecido y, una vez terminado el plazo, retornar el dinero invertido. En pocas palabras, para la organización, los bonos adquiridos por ti representan una deuda a largo plazo.

En este sentido, los bonos son valores de interés fijo, en los que, como individuo, le prestas dinero a una organización o al mismo gobierno. Se establece un lapso de vida útil, una tasa y la frecuencia de los pagos.

Al compararlos con otros activos, adquirir bonos es una alternativa para “jugar seguro” en el campo de las inversiones, ya que evitas ciertos fenómenos negativos y se disminuye la probabilidad de perder dinero.

Fondos de inversión y ETF

En algunos casos, los inversionistas consideras que los fondos y los ETF son lo mismo, pero esto no es acertado. Si bien, los ETF son una clase de fondo de inversión, posee sus propias particularidades, que solo lograrás entender una vez explicados ambos términos.

Los fondos representan un conglomerado de activos, en los que el sujeto puede invertir en acciones, propiedades, bonos u otros elementos. Es la manera más eficaz de aplicar la multiplicidad, que reduce el riesgo de pérdida de capital. Además, son altamente eficiente, ya que hacen estas inversiones de forma automática.

Por su parte, los ETF son, como ya mencionamos, una tipología especial de fondo de inversión. Estos cumplen la tarea de reproducir un patrón de inversión en un índice específico, y no hace sus operaciones al azar. La idea es replicar el triunfo de un elemento ya existente copiando sus movimientos reales.

Asimismo, son considerados fondos pasivos, porque no tienen que recurrir a la administración, haciendo que sean más económicos.

Certificados 

Consisten en títulos de deuda que están anclados o vinculados a un activo, que puede ser un conjunto de acciones, un índice o materia prima. Cuando las personas adquieren un certificado, no están comprando un elemento directamente, sino que se benefician de los movimientos de mercado que alteran el precio del mismo. En este caso, existen dos clases, los de índices y los de participación.

Trabajar con ellos brinda al propietario cierta flexibilidad, pero los apuros de este ejemplar de valores se encuentran en la solvencia de los mismos, junto con la vulnerabilidad a la volatilidad del mercado. No es un tipo de activo recomendable para personas que apenas están empezando en las inversiones.

¿Por qué invertir en valores financieros?

Muchos se preguntan por qué invertir, y qué es lo que se puede obtener de asumir riesgos comprando valores financieros. Y es que, puede que algunos consideren que los peligros son razón suficiente para evadir compras acciones, bonos o participar en fondos. Sin embargo, hoy en día, no consta una manera más efectiva de conseguir grandes sumas de dinero, salvo que cuentes con un puesto y un trabajo excelente, pero no es la constante para todos.

Hay personas que se enfrentan a una realidad más cruda, en la que el dinero está contado para necesidades y poco más. En la mayoría de los casos, las personas ni siquiera pueden garantizar sus últimos años a partir de su jubilación o retiro, la educación de sus hijos, un hogar fijo, entre otros aspectos.

Las inversiones y la compra de valores, efectuadas de manera inteligente, puede servir para lograr rendimientos a largo plazo. La acumulación de activos con buenos resultados te brindará un ingreso adicional que te permite ahorrar a futuro, o cubrir los gastos que, de otra manera, no podrías.

¿Cómo comercializar con valores en México?

Para adquirir valores de una compañía en México, es necesario participar en la Bolsa Mexicana de Valores o BMV, donde se efectúa la adquisición y venta de activos. Para ello, es necesario estar registrado en alguna plataforma con conexión directa a este mercado.

En este sentido, en México cuentas con plataformas como GBM o Bursanet, que brindan el acceso a diferentes mercados y la posibilidad de comprar en la BMV. Lo bueno de ambos sitios es que el umbral de inversión es bajo, y puedes entrar con apenas 100 pesos. Esto tal vez no sea una gran cantidad de capital, pero te garantiza el acceso a los espacios de inversión para participar de a poco.

De manera adicional, son plataformas intuitivas, que no requieren de mayor esfuerzo para entender cómo operar en ellas. Por otro lado, incluyen herramientas técnicas adicionales que amenizarán la forma en la que trabajas con ellas.

Estrategias para comercializar con valores en México

La compra y comercialización de valores debe hacerse de manera inteligente para que rinda frutos. Nunca es buena idea aventurarse en esta actividad sin tener nociones claras de cómo funciona y cómo actuar bajo ciertas circunstancias.

  • La educación financiera es la clave, por ello, la primera recomendación es leer, prepararte y practicar. Existen plataformas que emulan la compra de activos, y que puede ser de provecho. Además, también puedes seguir estas estrategias: 
  • Establece objetivos claros. ¿Qué es lo que quieres lograr? ¿Garantizar tu jubilación o solo un ingreso extra sostenido? Responder a esta pregunta te ayudará a saber en qué valores invertir.
  • Siempre diversifica, incluso si se trata de un solo tipo de activo, procura que no sea en la misma empresa o mercado. Por ejemplo, si solo adquieres bonos, trata de hacerlo de diferentes empresas, que operen en mercados distintos.
  • La disciplina es esencial en el área de los valores financieros. Esto quiere decir que no puedes dejarte llevar por las emociones o la euforia del momento. Procura actuar con inteligencia y planeación previa.
  • Considera la tolerancia al riesgo, o la volatilidad del activo antes de comprarlo. Por ejemplo, si no quieres lidiar con los cambios de precio tan bruscos, lo mejor es que no inviertas en certificados o acciones.

Finalmente, recuerda empezar con calma. Las pequeñas inversiones son el primer paso para adquirir experiencia y capital antes de hacer movimientos más grandes y ambiciosos.